Sinceramente, no sabría decirte cuándo empezó todo este lío.
Se me da fatal contar historias, historias reales me refiero. Las ficticias salen de mi pluma como por arte de magia. Ya sé que a mitad de esta carta me vas a llamar mentirosa, pero hazme caso. Esta vez es real.
Danzábamos sin rumbo una de esas noches por París, ya sabes, como aquellas de antaño en las que fumábamos cigarrillos en las terrazas, corriendo de lugar en lugar con las gabardinas en la cabeza para no dejar que la lluvia se llevara nuestros moños italianos, taconeando por las aceras y girando en las pistas de baile.. esta vez Él volvió a aparecer. No conseguimos verle el rostro. Y esta vez no se largó solo. Ella ha desaparecido. Ya sabes a quién me refiero. La gente está devastada. Yo no la vi esfumarse. Solo quería decirte que yo no tengo nada que ver en este asunto. ¿Quizá quiso irse de verdad? ¿Quizá se cansó de nuestra vida? Vale, no lo crees. Yo tampoco.
Vuelve, necesito tu ayuda. Nos vemos en París.
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foto Rubén Vega
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