Nívea supo que no era de este planeta mucho antes de que naciera, por que la vió en sueños, por eso no le sorprendió que la comadrona diera un grito al verla.
Al nacer, Rosa era blanca, lisa, sin arrugas, como una muñeca de loza, con el cabello verde y los ojos amarillos, la criatura más hermosa que había nacido sobre la tierra desde los tiempos del pecado original, como dijo la comadrona santiguándose [...]
Nívea esperó que las ingratas etapas del crecimiento otorgaran a su hija algunas imperfecciones, pero a los dieciocho años, Rosa no había engordado y no le habían salido granos, sino que se había acentuado su gracia marítima. Tenía algo de pez y si hubiera tenido una cola escamada habría sido claramente una sirena.
"la casa de los espíritus" , Isabel Allende
( Acuarela by me )
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